En la Sala Clementina del Vaticano, el Papa Francisco recibió a un grupo de personas con discapacidad intelectual de la Fundación Madre de la Esperanza de Talavera de la Reina (Toledo). La audiencia contó con la presencia de 160 peregrinos, acompañados por el arzobispo y presidente del patronato de la institución diocesana, Francisco Cerro, así como por familiares, profesionales, voluntarios y benefactores del centro, que celebra su cincuentenario este año.
El Santo Padre saludó a todos los presentes y expresó su alegría por compartir la fiesta de la resurrección del Señor con ellos. Destacó que los cincuenta años de trabajo y crecimiento conjunto son algo muy hermoso. En su mensaje, comparó el camino de la vida con el viacrucis que los peregrinos organizan cada año para acompañar al Nazareno y subrayó la importancia de escuchar, aprender, experimentar y ayudarse mutuamente.
Además, el Papa Francisco reconoció la labor artística que algunos de los peregrinos realizan en la Fundación y afirmó que «el beneficio del trabajo es mayor para aquellos que reciben esos pequeños objetos, tal vez como regalo, y ven todo el cariño que ustedes han sido capaces de poner en su fabricación». Asimismo, los invitó a trabajar unidos y agradecer llenos de gozo el hecho de que Jesús los ha elegido para esta gran misión.
La Fundación Madre de la Esperanza de Talavera de la Reina atiende actualmente a más de 400 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y sus familias. El centro cuenta con diferentes servicios que han ido poniéndose en marcha a lo largo de estos 50 años para apoyarles de manera integral en su proyecto de vida. En 1973, el arzobispo de Toledo, Marcelo González Martín, puso en marcha el Centro de Educación Especial y los talleres ocupacionales para personas con discapacidad, en respuesta a una iniciativa de familias católicas deseosas de proporcionar un futuro de dignidad y plena inclusión a sus hijos con discapacidad intelectual.
En estos 50 años de historia, la dirección de la Fundación ha sido encomendada en primer lugar al Instituto secular San Bonifacio (1973-1998) y posteriormente a las Hijas de la Caridad (1998-2021). Actualmente, los servicios de la Fundación son dirigidos por un equipo de profesionales bajo la dirección general del sacerdote diocesano Felipe García Díaz-Guerra. El Papa Francisco reconoció la labor de la Fundación por llevar la presencia de Jesús a los demás, aun sin ser conscientes de ello.