Este fin de semana se celebra en Mora, provincia de Toledo, la XLV edición de la Fiesta del Olivo. Aunque su origen es incierto, en 1957 se estableció su actual formato para celebrar el final de la cosecha de olivas. Durante tres días, del 29 de abril al 1 de mayo, la localidad se transforma en una fiesta repleta de eventos y actividades relacionadas con una cosecha fundamental para la comunidad.
El alcalde de Mora, Emilio Bravo, espera que esta edición atraiga a «entre 40.000 y 50.000 visitantes durante los tres días», lo que tendrá un impacto económico positivo en la región. Además, en la fiesta habrá toros, un concurso de migas, un festival tradicional de folklore y la actuación de Raya Real el domingo.
Destacando entre las actividades de la festividad se encuentra el desfile de carrozas temáticas, donde compiten decenas de peñas que durante meses construyen carruajes para participar en el concurso. En este año, 25 grupos de vecinos competirán con 15 carrozas y 10 carros temáticos.
El alcalde destaca que la Fiesta del Olivo es una celebración única porque son los habitantes de Mora los verdaderos protagonistas, siendo «los actores y actrices principales de la fiesta», según sus palabras.
Este año, la fiesta cuenta con una significación añadida al ser la primera celebrada sin restricciones sanitarias tras las medidas impuestas durante la pandemia del COVID-19. La edición anterior se pudo celebrar después de dos años de suspensión.
A pesar de que la cosecha de aceitunas ha sido mala este año debido a la fuerte sequía que vive la región, los precios del aceite han sido caros. El alcalde espera que empiece a llover para mejorar la cosecha, ya que la aceituna y el aceite son el motor principal de la economía de Mora. Cuando hay una buena cosecha, entra mucho dinero que repercute directamente en cualquier colectivo. En resumen, la Fiesta del Olivo es una fiesta que muestra la fuerte relación entre el pueblo y su principal recurso económico.