La pérdida de un hijo es un dolor inimaginable, una experiencia que Sergio del Molino captura en su obra «La hora violeta», donde reflexiona sobre la falta de una palabra que identifique a los padres que enfrentan esta devastadora pérdida. Con motivo del Día Internacional del Duelo Gestacional, Perinatal y Neonatal, celebrado el 15 de octubre, se hace necesario visibilizar y dar voz a las familias que lidian con este profundo vacío emocional.
Un caso particularmente conmovedor es el de Beatriz Puebla y Luna Revenga, quienes vieron su anhelo de ser madres interrumpido al enterarse, a las 20 semanas de gestación, de la ausencia de un vaso sanguíneo en su bebé, Berta. Tras enfrentar varias complicaciones, su sueño de maternidad se convirtió en un dolor indescriptible. Aunque agradecen al equipo médico del Hospital Universitario de Toledo, Luna y Beatriz expresan su frustración por no haber recibido la información necesaria para tomar decisiones relevantes durante su proceso de duelo.
Luna comparte cómo la falta de reconocimiento y el silencio social intensifican su sufrimiento. «La gente evita hablar de lo que hemos vivido, pensando que será menos doloroso para nosotras. Pero lo que realmente duele es el silencio», manifiesta. Siete meses tras la muerte de Berta, sienten la presión de minimizar su dolor con frases como «podéis tener otro bebé». Sin embargo, ellas aclaran: «Los hijos no son sustituibles».
El duelo perinatal tiene características particulares, y María Pérez Moreno, psicóloga de la Fundación ‘la Caixa’, destaca la diferencia entre este tipo de duelo y otros más visibles. Reconoce que es un sufrimiento poco visibilizado y, junto a otros especialistas, ha desarrollado un protocolo para brindar un trato más humano a las familias afectadas. No obstante, María señala que muchas veces la ayuda llega tardíamente, después de que las familias han tomado decisiones difíciles.
También se enfatiza la importancia de nombrar al bebé y de crear recuerdos simbólicos. Este esfuerzo incluye la entrega de cajas de recuerdos en hospitales, que contienen elementos como huellas y gorritos, y busca ayudar a los padres en su proceso de duelo, permitiéndoles construir una historia para sus hijos fallecidos.
La asociación ‘Meciendo Estrellas’ en Castilla-La Mancha trabaja para romper el tabú en torno a la muerte gestacional, perinatal y neonatal. Esta organización ofrece apoyo emocional mediante grupos de ayuda y contribuye a desarrollar protocolos interdisciplinarios para asegurar que los profesionales estén preparados emocionalmente para atender a estas familias.
Además, la creación de espacios de recuerdo en cementerios para honrar a los «bebés estrella», término que utilizan para referirse a aquellos que nacen sin latido, es otra de las iniciativas que se están promoviendo. Estos espacios permiten a las familias compartir su dolor y, al mismo tiempo, concienciar a la sociedad sobre estas pérdidas.
En la búsqueda de una mayor visibilidad y sensibilidad hacia el duelo perinatal, tanto padres como profesionales claman por cambios en el sistema que faciliten un mejor acompañamiento en estos momentos de dificultad. Las familias piden no solo el reconocimiento de su sufrimiento, sino también la implementación de políticas que les permitan vivir su duelo de manera digna y consciente, reafirmando así el valor de cada vida, sin importar cuán breve haya sido.