El Gobierno de Castilla-La Mancha ha defendido su actuación ante el cierre parcial del laboratorio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario de Toledo, resaltando la necesidad de equilibrar la cantidad de pruebas realizadas con la salud de los profesionales. La consejera y portavoz del Gobierno regional, Esther Padilla, respondió a las consultas de los medios en una rueda de prensa, tras la decisión de la Inspección de Trabajo de suspender actividades que implicaran contacto con formaldehído en la sala de tallado de este departamento, salvo para el procesamiento de muestras intraoperatorias.
Padilla destacó la constante preocupación del Gobierno autonómico por esta situación, subrayando que desde el inicio se han realizado análisis que confirmaron que «no había sustancias que pudieran dañar a los profesionales de la salud.» A pesar de estas afirmaciones, la Inspección ha considerado necesario implementar ciertas medidas.
La portavoz enfatizó que no es viable tomar decisiones «drásticas» como el cierre total de los servicios, ya que en este departamento se llevan a cabo pruebas esenciales para el diagnóstico de diversas enfermedades, especialmente para pacientes oncológicos que están a la espera de los resultados. Resaltó la importancia de encontrar un «equilibrio» que no afecte a estos pacientes, teniendo en cuenta el impacto de los diagnósticos en las familias y el inicio de tratamientos necesarios.
Ante esta situación, la Consejería de Sanidad ha implementado un Plan de Contingencia para asegurar la continuidad del servicio y evitar que los pacientes que requieren diagnóstico queden sin atención. Padilla reafirmó el compromiso del Gobierno de seguir trabajando en el seguimiento tanto interno como externo de esta problemática.
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