Uno de los aspectos fundamentales para lograr una floración exuberante en hortensias es la poda otoñal, un cuidado esencial que requiere precisión y conocimiento. Cada tipo de hortensia tiene sus características particulares, y es crucial entenderlas para no comprometer el brote del siguiente año.
Las hortensias de hoja ancha, como las de la variedad Hydrangea macrophylla, son especialmente sensibles a la poda ya que florecen sobre el crecimiento del año anterior. Esto significa que cortar los cogollos emergentes podría eliminar las flores del próximo verano. Por ello, se debe realizar una poda liviana, eliminando las flores marchitas justo encima del primer par de yemas sanas. Este enfoque asegura que las yemas vigorosas puedan seguir su desarrollo sin interrupciones.
Por otro lado, las hortensias de la especie Hydrangea paniculata presentan un comportamiento diferente. Estas plantas producen flores en el crecimiento nuevo, lo que permite una poda más profunda. En este caso, se puede reducir los tallos a un tercio de su tamaño original, estimulando así un conjunto robusto de ramas nuevas que prometen una profusa floración en la primavera siguiente.
En cualquiera de los casos, es vital utilizar herramientas de poda adecuadas y desinfectarlas para prevenir enfermedades. Además, es recomendable evaluar el clima local antes de proceder; en áreas con inviernos muy fríos, dejar las flores marchitas puede ofrecer una capa extra de protección a las plantas.
La poda adecuada no solo mantiene la estructura y salud de las hortensias, sino que es la clave para una espectacular explosión de color al llegar la primavera. Por ello, más que optar por podar por la cabeza o el tallo, lo esencial es comprender las necesidades específicas de cada tipo de hortensia para maximizar su potencial de floración en cada ciclo.
