Entrevistar a José Luis López Romeral es una experiencia única que revela su profunda concepción del arte y la vida. En una reciente plática con Europa Press, este versátil artista originario de San Martín de Montalbán (Toledo) reflexionó sobre su trayectoria y nuevos proyectos, en el marco de la celebración de 50 años dedicados a la pintura, que incluyen más de diez exposiciones. La siguiente está programada para el 9 de octubre en el Museo del Quijote de Ciudad Real.
Romeral, quien ha perdido la cuenta de los países donde ha exhibido, comentó que su viaje creativo ha sido enriquecedor. “Nunca he rechazado ninguna propuesta”, afirmó, aludiendo a la diversidad de su obra y al constante proceso de revisión que lleva a cabo. Recordó cómo, en uno de sus talleres en Gálvez, rodeado de lienzos y esculturas inspiradas en el Greco, encontró un momento para reflexionar sobre su carrera.
Su trayectoria como artista comenzó casi como un juego. Desde muy joven, la pintura lo cautivó, aunque su primer encuentro significativo con el arte fue el Cristo de la Luz en San Martín de Montalbán. Sin embargo, su verdadera epifanía ocurrió en Toledo, donde, al estudiar en el Seminario, se sumergió en el universo del Greco, un legado que más tarde plasmaría en obras que combinan color y figuración con un toque de abstracción.
José Luis ha seguido un camino artístico poco convencional, transitando desde el hiperrealismo hacia una expresión más libre y experimental. Él define su proceso de aprendizaje como una evolución donde cada cuadro se convierte en una “ecuación” en la que juega con el color y la textura. Esta transformación ha estado acompañada por una fuerte conexión con la música flamenca, que, según él, ha alimentado su creatividad poética. Su vínculo con su abuelo y tío, ambos relacionados con el flamenco, ha dejado una profunda impronta en su arte.
La influencia de Santa María de Melque, un lugar de gran valor personal y artístico para él, también ha marcado su trabajo. De esta relación han surgido las icónicas ‘Dulcineas de Melque’, cuyas representaciones han cruzado fronteras. Su arte ha llegado a rincones tan distantes como Japón y Sudáfrica, aunque el propio artista confiesa haber perdido la cuenta de todos los lugares que ha visitado.
Durante su diálogo, además de reflexionar sobre cinco décadas en el ámbito artístico, Romeral manifestó su voluntad de seguir explorando su entorno, ansioso por capturar la belleza de los paisajes que lo inspiran. También mostró interés en colaborar en proyectos significativos dirigidos a quienes no están inmersos en el mundo del arte. Con humildad, cerró la conversación recitando una de sus soleás, la que resume su agradecimiento y conexión con el mundo a través de su arte.
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