Reimaginar el orden y la estética de nuestro espacio personal es más fácil de lo que parece con una ingeniosa manualidad que combina creatividad y reciclaje. La tendencia de crear organizadores giratorios partiendo de materiales cotidianos sigue ganando adeptos, sobre todo entre los entusiastas del «hazlo tú mismo» que buscan optimizar sus áreas de vida.
Este proyecto comienza con dos latas de crema y un tubo de papel de cocina, elementos que generalmente se descartan. Las latas deben limpiarse y liberarse de etiquetas para facilitar la personalización. Pueden transformarse con pintura, papel decorativo, telas o cintas, permitiendo que cada persona les imprima su estilo.
El tubo de papel se corta en segmentos para formar columnas que proporcionen altura al organizador. Al adherir las latas a los extremos del tubo, se crea una estructura sólida y estable. La clave está en asegurar una unión firme que permita un giro suave del joyero.
El mecanismo giratorio se consigue añadiendo un pequeño plato de plástico o un disco que se puede obtener en tiendas especializadas en manualidades, lo cual facilita el acceso a los accesorios almacenados en las latas.
Cada lata puede albergar desde joyas como anillos, pulseras y collares hasta objetos de uso diario como horquillas y clips. Además, es una excelente solución para el baño, permitiendo organizar productos de belleza o maquillaje.
Más allá de su funcionalidad, esta manualidad fomenta la creatividad y el aprovechamiento de recursos caseros, convirtiéndose en una actividad divertida y educativa para todas las edades.
El resultado es un joyero giratorio atractivo y práctico que alberga tus posesiones esenciales, manteniendo el orden sin renunciar al estilo. Ideal para quienes buscan combinaciones de funcionalidad y personalización en sus espacios.
