Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Madrid ha desafiado las recomendaciones tradicionales sobre la temperatura óptima para lavar la ropa de cama, que comúnmente se establece entre 60 y 90 grados Celsius. Los científicos han descubierto que utilizar temperaturas inferiores puede ser igualmente eficaz para eliminar bacterias y ácaros, al tiempo que resulta en un enfoque más sostenible y energéticamente eficiente.
El estudio analizó diversas temperaturas de lavado y su eficacia en la eliminación de microorganismos. Los resultados mostraron que lavar la ropa de cama a 40 grados Celsius con un detergente adecuado puede ser tan eficaz como hacerlo a temperaturas más altas. Los experimentos compararon diferentes cargas de ropa de cama contaminadas y revelaron que, con la combinación correcta de detergente y ciclo de lavado, el número de bacterias y ácaros disminuyó significativamente.
El doctor Javier Sánchez, autor principal del estudio, comentó que «la creencia común de que solo las temperaturas muy altas pueden matar todos los gérmenes es un mito. Nuestro estudio ha demostrado que temperaturas más bajas, combinadas con detergentes especializados, ofrecen una solución igualmente eficaz, mientras que consumen menos energía y, por ende, tienen un menor impacto ambiental».
Este hallazgo cobra mayor importancia en un contexto donde el ahorro de energía y la sostenibilidad son prioridades a nivel global. Datos de la Agencia Internacional de la Energía indican que el sector doméstico contribuye significativamente a las emisiones de carbono y al consumo energético, en gran parte debido al uso intensivo de electrodomésticos a altas temperaturas.
Para los consumidores, esta información representa una forma concreta de reducir tanto su huella ecológica como sus facturas de electricidad. Los expertos sugieren que, además de bajar la temperatura de lavado, se utilicen detergentes con propiedades antibacterianas y ciclos de lavado largos para una limpieza profunda sin necesidad de calor extremo.
En la industria textil y de electrodomésticos, este cambio de paradigma podría traducirse en la promoción de productos y soluciones orientadas a una limpieza eficaz en bajas temperaturas. Varias marcas han comenzado a implantar tecnologías que optimizan tanto el rendimiento de los detergentes como la eficiencia de las lavadoras en estos nuevos rangos de temperatura.
Así, aunque las altas temperaturas han sido tradicionalmente la norma para una limpieza exhaustiva, la ciencia moderna sugiere que no son estrictamente necesarias para mantener la ropa de cama libre de microorganismos. La combinación de la innovación en detergentes y electrodomésticos más eficientes promete un futuro más sostenible sin sacrificar la higiene.
