En un cambio inesperado en las costumbres domésticas, los jóvenes de la Generación Z están desechando la tradicional sábana encimera en la ropa de cama. Esta decisión ha dejado perplejos a miembros de generaciones mayores, para quienes este elemento era esencial en la rutina diaria de hacer la cama.
Un reciente estudio de la empresa de artículos para el hogar CasaEstilo desvela que más del 60% de los jóvenes de Gen-Z prefiere dormir solo con un edredón o una colcha. Las razones citadas van desde la búsqueda de una mayor simplicidad y eficacia hasta la estética relajada de sus espacios personales. Una joven universitaria, María, de 21 años, expresa que hacer la cama es mucho más sencillo sin la sábana encimera y que no ve sentido en añadir una capa que a menudo se arruga. Para ella, menos es más.
Esta perspectiva choca de frente con las opiniones de generaciones anteriores, que ven la sábana encimera como un símbolo de orden y tradición. Javier, de 52 años, se muestra desconcertado ante esta tendencia, viendo en la sábana encimera un indicador de cuidado y atención en el dormitorio.
La influencia de las redes sociales ha sido clave en la popularización de esta tendencia. Influencers y creadores de contenido promueven estilos de vida minimalistas y alientan a sus seguidores a adoptar prácticas más simples en sus rutinas, lo que es evidente en la creciente popularidad del hashtag #sinSábanaEncimera en TikTok e Instagram.
Sin embargo, los expertos advierten sobre las posibles desventajas de esta práctica. La doctora Ana Martínez, especialista en sueño, resalta que la sábana encimera protege el edredón y facilita la higiene, aunque reconoce el deseo de la Gen-Z de redefinir tanto su descanso como su forma de vida en general.
La discusión sobre la sábana encimera va más allá de una simple elección estética y refleja un cambio generacional más profundo. Mientras las generaciones anteriores enfrentan estas nuevas costumbres, los jóvenes de hoy continúan desafiando las normas tradicionales y dejando huella en la cultura cotidiana. La pregunta sigue abierta: ¿será este cambio una moda pasajera o un indicador de una transformación duradera en nuestras vidas cotidianas? Solo el tiempo lo decidirá.
