La elección entre bañera y ducha ha sido un tema recurrente en la decoración de interiores, pero hoy, la balanza se inclina claramente hacia las duchas. Esta tendencia no solo responde a su estilo contemporáneo, sino también a las consideraciones de seguridad que ofrecen.
En la actualidad, crear espacios seguros y accesibles en el hogar ha cobrado gran importancia, especialmente para las personas mayores o con movilidad reducida. Mientras que las bañeras pueden ofrecer experiencias de relajación, también presentan riesgos elevados de caídas. Las estadísticas indican que estos incidentes son una de las principales causas de lesiones en el hogar, siendo el baño un área especialmente propensa a accidentes.
Las duchas modernas han sido diseñadas para minimizar estos riesgos, incorporando superficies antideslizantes que ofrecen mayor agarre y reducen la posibilidad de resbalones. Además, los diseños contemporáneos facilitan la entrada y salida, mejorando la accesibilidad para aquellos que lo necesitan.
El aprovechamiento del espacio es otro aspecto crucial. Las duchas suelen ser más eficientes en términos de uso del espacio, lo que permite una distribución más flexible del baño. Esto es vital en hogares con dimensiones reducidas, donde cada metro cuadrado es valioso. En comparación, las bañeras pueden resultar incómodamente voluminosas.
Desde el enfoque de la sostenibilidad, las duchas también aportan ventajas al ser generalmente más eficientes en el consumo de agua. Un baño convencional puede requerir entre 50 y 100 litros, mientras que una ducha utiliza menos, dependiendo de su duración y del tipo de grifo, promoviendo así un hogar más ecológico.
La decisión entre bañera y ducha ya no se sustenta solo en la estética o la relajación. La seguridad, accesibilidad y eficiencia en el uso de recursos se han convertido en factores claves. Las duchas antideslizantes destacan como la alternativa preferida, amalgamando diseño moderno con practicidad y mayor protección para todos los integrantes del hogar.
