La Sala Velatorio Municipal de Casas de Lázaro en Albacete ha sido galardonada en la categoría de ‘Obra Nueva Otros Usos’ en los II Premios de Arquitectura y Urbanismo, compartiendo el premio con otros dos proyectos. La ceremonia de entrega tuvo lugar en Cuenca y puso de relieve cómo el arquitecto Fernando Valenciano logró transformar las limitaciones del proyecto en una oportunidad única, creando un edificio que no solo cumple con su función esencial, sino que también se erige como la entrada del cementerio local.
El jurado destacó cómo, «con tan solo un umbral, transforma el lugar», describiendo así la esencia del proyecto y su ejecución impecable. Valenciano recibió el galardón de manos de Eduardo Mascagni, nuevo presidente de la demarcación de Albacete del COACM. En su discurso de agradecimiento, el arquitecto mencionó la importancia de visibilizar la labor de los arquitectos, especialmente en Castilla-La Mancha, donde considera que la sociedad ha olvidado en parte el valor de la arquitectura.
Con una superficie construida de 80,01 m² y un presupuesto total de 120.000 euros, incluido el IVA, la Sala Velatorio Municipal se convierte en un ejemplo de cómo las pequeñas arquitecturas también merecen reconocimiento. Valenciano subrayó la sensibilidad del jurado al valorar las obras en pueblos pequeños, destacando que la arquitectura está presente tanto en grandes intervenciones como en proyectos más modestos, que suelen ser más comunes.
Terminada en febrero de 2023 por la empresa Construcciones, Estructuras y Piscinas Andújar, S.L., y promovida por la Diputación de Albacete, la sala velatorio se sitúa junto al cementerio municipal en una explanada pavimentada que da acceso al mismo. Ubicada en el límite del casco urbano, se encuentra en un entorno aún no consolidado urbanísticamente, lo que añadió un reto adicional al proyecto. Valenciano explicó que encajar el edificio en la superficie disponible y con la geometría irregular del terreno fue un desafío que consiguieron superar, vinculando el velatorio a la entrada del cementerio.
Uno de los aspectos más notables del diseño es su intención de acompañar a las personas en momentos difíciles de despedida, dignificando el hecho de la muerte y buscando que el recuerdo sea lo más agradable posible. La sala se integra armónicamente con el entorno a través del uso de materiales, colores y técnicas constructivas propias de la arquitectura local reinterpretadas con modernidad.
El edificio cuenta con un programa funcional en planta baja que incluye un porche de acceso, vestíbulos, aseos públicos y accesibles, sala de estar de velatorio, sala de espera, sala de exposición de cadáveres, y dependencias para trabajadores. La sala de espera se abre hacia un patio exterior que amplía el espacio y actúa como un fondo de perspectiva, mientras que la cubierta oculta una terraza para instalaciones técnicas.
Valenciano concluyó resaltando que todas las dependencias del edificio cumplen con una normativa específica, buscando añadir un valor estético y acogedor que arrope a las familias en esos momentos difíciles, sumando belleza al entorno.
