La Cofradía de la Santa Caridad, reconocida como la cofradía más antigua del mundo y establecida en el año 1085, ha reafirmado la dignidad y el honor que caracterizaron los funerales de los reyes godos Recesvinto y Wamba, celebrados en el siglo XIX en la Catedral de Toledo. Según un comunicado de los representantes de la hermandad, estos funerales, llevados a cabo el 23 de febrero de 1845, se organizaron con «máxima dignidad y honor», adhiriéndose estrictamente a la liturgia católica y mostrando el debido respeto a los monarcas.
La Cofradía ha enfatizado que la ceremonia fue un fiel reflejo de la tradición litúrgica de Toledo, asegurando que se cumplió meticulosamente con todos los ritos necesarios para rendir homenaje a Recesvinto y Wamba. Se considera esencial que un funeral de esta naturaleza esté impregnado de solemnidad y de reverencia, lo que también subraya el papel fundamental de la Cofradía en la historia de la ciudad y del país.
La reciente rememoración de estos reyes godos en Toledo ha llevado a la Cofradía a destacar la importancia de reconocer la historia documentada de los funerales, insistiendo en la relevancia de mantener viva la memoria histórica. «Es imprescindible reconocer el cumplimiento histórico y la dignidad que se mantuvo en los funerales del siglo XIX», subrayaron sus representantes.
El traslado de los restos de los monarcas desde la parroquia de San Juan Bautista hasta la Catedral fue un evento de gran significado, en el que los restos fueron transportados en una urna forrada de terciopelo morado con franjas de oro, acompañados por canónigos y autoridades en una ceremonia formal. Un testimonio histórico resalta la participación honorable de la Cofradía, que contribuyó notablemente a la magnitud del evento.
El libro «Exemplares de la Antigua, Ilustre y Real Cofradía de la Santa Caridad de Toledo», escrito por Mario Arellano y Antonio Canosa, documenta la implicación de la Cofradía en esta ceremonia. Este texto histórico ofrece evidencias de la solemnidad del evento, describiendo la presencia de un catafalco real y la entrada por la emblemática Puerta de Reyes, aspectos que confirmaron el carácter real del funeral.
El documento también menciona el solemne responso que se cantó durante la ceremonia, que prosiguió de manera majestuosa, en concordancia con lo que exige la liturgia católica. La participación de la Cofradía fue crucial no solo en el traslado de los restos, sino en asegurar el respeto y esplendor que caracterizan un funeral de esta magnitud.
La invitación formal de la Comisión Provincial de Monumentos a la Cofradía para que se integrara en esta ceremonia resalta la importancia de su presencia en eventos de tal relevancia, garantizando que los funerales de Recesvinto y Wamba se llevaran a cabo con el respeto y solemnidad que esos monarcas merecían.
Finalmente, la Santa Caridad lanza un llamado a valorar y reconocer la historia, subrayando que, en una época en que los datos históricos son cada vez más cuestionados, su labor de preservación y reverencia hacia el pasado es más importante que nunca. «Los hechos registrados son un testimonio irrefutable de que Toledo fue testigo de un funeral real y de estado en honor a los Reyes Godos, con la Cofradía ocupando su lugar de honor, como lo ha hecho durante más de 900 años», concluyen.
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