Gracias a una operación conjunta entre la Policía Nacional y la Guardia Civil, una peligrosa banda criminal especializada en secuestros exprés y robos con violencia en el marco de «vuelcos» de droga fue desmantelada en la provincia de Toledo. La organización utilizaba una nave como taller ilegal para desguazar y modificar turismos robados. En total, se arrestó a trece personas, incluyendo a dos delincuentes ya conocidos, y se recuperaron ocho vehículos robados, material mecánico, un kilogramo de cocaína, inhibidores de frecuencia, efectivo, herramientas de robo y armas de fuego.
Esta banda estaba detrás de más de medio centenar de delitos, entre los que se incluyen secuestro, pertenencia a grupo criminal, robo con violencia, robo de vehículos y robo con fuerza. La investigación comenzó el verano anterior, después de que se reportaran varios robos de vehículos en la provincia de Toledo y un secuestro en la zona sur de Madrid. Los agentes identificaron un posible vehículo utilizado en el secuestro, lo que llevó a la identificación de uno de los miembros de la banda.
Para cometer sus delitos, la organización criminal adquiría vehículos siniestrados para reconstruirlos con piezas de turismos robados. Una vez que los vehículos eran modificados, los usaban para llevar a cabo acciones delictivas en las que estaban especializados, eligiendo previamente a sus objetivos y sometiéndolos a vigilancia para conocer sus horarios y desplazamientos.
Los asaltos a las víctimas se realizaban con armas de fuego y las víctimas sufrían lesiones graves, como quemaduras de primer grado, cortes en extremities y fracturas óseas. Luego, los miembros de la banda las trasladaban a una nave ubicada en Toledo, donde las mantenían secuestradas y torturadas hasta que pagaban grandes sumas de dinero en efectivo, superando todas las cifras los 50.000 euros.
Después de la desarticulación de la organización, las víctimas fueron liberadas, pero algunas continuaron recibiendo amenazas de muerte. La primera fase de la operación se realizó en diciembre y se llevaron a cabo nueve entradas y registros en Toledo, lo que resultó en la detención de ocho personas, la recuperación de ocho vehículos, las piezas robadas, una gran cantidad de dinero en efectivo, material de robo y armas de fuego. Dos de los jefes de la organización se saltaron desde un segundo piso al verse acorralados por la policía. Más tarde, se realizó una segunda fase de la investigación tras el secuestro de un empresario en una localidad al norte de Madrid, lo que permitió la identificación y arresto de los demás miembros de la banda.
