La conocida cadena de bricolaje Leroy Merlín ha comenzado a cerrar varios de sus establecimientos en España, sorprendiendo tanto a clientes como a empleados. Este movimiento se enmarca en una estrategia de negocio revisada para adaptarse al actual contexto del mercado. Los cierres se concentran en tiendas con menor rendimiento y en áreas donde la competencia ha incrementado, en un esfuerzo por optimizar su red de ventas frente a un panorama cambiante.
Mientras tanto, Ikea ha anunciado la apertura de nuevas tiendas en el corazón de varias ciudades españolas. Este enfoque busca acercarse al consumidor urbano, contrastando con la estrategia de Leroy Merlín. Las nuevas ubicaciones de Ikea están diseñadas para aprovechar la tendencia hacia compras más convenientes, ofreciendo no solo productos, sino también espacios de exposición y experiencias interactivas que buscan conectar con el cliente.
Especialistas del sector sugieren que la medida de Leroy Merlín podría estar relacionada con un cambio en las preferencias de los consumidores, que ahora prefieren compras en línea y servicios de entrega a domicilio. El auge del comercio electrónico ha impulsado a las empresas a redefinir el papel de sus tiendas físicas, enfocándose en aquellas que generan un flujo constante de visitantes.
Por su parte, Ikea parece apostar por una presencia física robusta en ubicaciones estratégicas, buscando atraer a los consumidores urbanos. Las tiendas se concentrarán en productos adaptados a espacios pequeños y estilos de vida modernos, respondiendo a la demanda de quienes habitan en centros urbanos densos.
Este contraste en las estrategias de ambas cadenas no solo refleja diferentes visiones sobre el futuro del comercio minorista, sino también la evolución del consumidor actual, cada vez más influenciado por la conveniencia y la experiencia de compra. Aunque las reacciones del mercado ante estas decisiones aún están por verse, sin duda, señalan un nuevo capítulo en el competitivo sector del bricolaje y la decoración del hogar.
