Las manchas de tinta de bolígrafo y marcador en paredes pintadas son un problema habitual en hogares y oficinas. La buena noticia es que hay métodos efectivos para eliminarlas y restaurar la apariencia original de las paredes.
Uno de los remedios más comunes es el uso de alcohol isopropílico. Al aplicarlo, se debe humedecer un paño limpio con el alcohol y frotar sobre la mancha con movimientos circulares. Si es necesario, repite el proceso hasta que la mancha desaparezca. Se recomienda hacer una prueba en un área pequeña para asegurarse de que la pintura no resulte dañada.
El vinagre blanco es otro aliado en la limpieza. Sus propiedades naturales ayudan a eliminar la tinta cuando se mezcla en partes iguales con agua. Empapa un paño en la solución y frota delicadamente sobre la mancha, probando primero en un área discreta.
Para manchas especialmente persistentes, los borradores mágicos son una solución práctica. Estos productos, fáciles de encontrar, eliminan marcas difíciles con un poco de agua y un roce ligero. Sin embargo, es esencial no ejercer demasiada presión para evitar dañar la pintura.
En el caso de los marcadores permanentes, un spray de limpieza para pizarras blancas puede ser sorprendentemente útil. Aplica el spray sobre la mancha y frota con un paño limpio, logrando no solo eliminar la tinta, sino también un acabado más brillante.
Si tras estos intentos la mancha persiste, retocar la pintura en el área afectada puede ser una opción eficaz. Esto asegura que la pared no solo esté limpia, sino también uniforme, preservando la estética del espacio.
En conclusión, las manchas de tinta no tienen por qué ser un obstáculo. Con métodos accesibles y eficientes, es posible restaurar el aspecto de las paredes en poco tiempo, manteniendo los espacios en perfectas condiciones.

