El lince ibérico ha encontrado en los Montes de Toledo un hábitat ideal para reproducirse, gracias al trabajo de los veterinarios. Con una proporción de hembras adultas del 40,21%, la más alta entre las poblaciones principales y nueve puntos por encima de la media, se sugiere que esta zona podría convertirse pronto en el hogar de la mayor población de esta emblemática especie en la península ibérica.
Rebeca Grande, veterinaria del Colegio de Veterinarios de Toledo y responsable del monitoreo sanitario del lince ibérico en Castilla-La Mancha, explica que entre septiembre y diciembre se realizan campañas de captura de varios linces. Durante estas campañas, se anestesian a los linces para recoger muestras que se analizan para verificar su salud, se les vacuna contra la leucemia felina y se les colocan collares de seguimiento por radio o GPS.
El trabajo veterinario continúa durante todo el año, evaluando emergencias y asistiendo a linces ibéricos en problemas. Realizar necropsias a los linces muertos para determinar la causa de su muerte es crucial para identificar posibles causas ilegales o enfermedades infecciosas en la población.
Además, se llevan a cabo estudios en áreas donde se podría introducir la especie para evaluar las enfermedades presentes en carnívoros silvestres y domésticos, como los gatos, para preparar el terreno en caso de que los linces se establezcan allí.
El Colegio de Veterinarios de Toledo destaca la importancia de los veterinarios en la recuperación del lince ibérico en los Montes de Toledo, resaltando su papel en el control y protección de esta especie emblemática. Este hecho subraya la relevancia del trabajo veterinario en la preservación de la flora y fauna de la provincia.
El estado del lince ibérico ha mejorado en los últimos años, pasando de estar en peligro a vulnerable según la UICN. Según un informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la población de linces adultos en la península ibérica ha aumentado significativamente. Los Montes de Toledo albergan uno de los núcleos poblacionales más importantes para el lince ibérico, con 336 linces y 76 hembras reproductoras que tuvieron 96 cachorros en 2023. Esto convierte a esta zona en un refugio crucial para la especie, mostrando la importancia del trabajo de conservación realizado en la región.